Desde hace años escuchamos hablar del burnout o el Síndrome del Trabajador Quemado, pero fue en 2019 que la Organización Mundial de la Salud lo reconoció como una enfermedad laboral. El Síndrome del Trabajador Quemado es un trastorno psicológico
De acuerdo con la OMS, es el “resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito. Se caracteriza por tres dimensiones: 1) sentimientos de agotamiento o agotamiento de la energía; 2) mayor distancia mental del trabajo de uno, o sentimientos de negativismo o cinismo relacionados con el trabajo de uno; y 3) eficacia profesional reducida. El agotamiento se refiere específicamente a fenómenos en el contexto ocupacional y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida”
Los trabajadores remotos corren un riesgo particular si tienen exceso de trabajo, están aislados y luchan contra las estructuras de comunicación optimizadas para un equipo en persona. Los empleados remotos también son más propensos al agotamiento laboral debido a la presión tácita para "probar" sus contribuciones.
En una oficina, siempre que esté físicamente presente, es poco probable que su gerente y compañeros de trabajo se pregunten si realmente está trabajando. Pero cuando alguien no comparte la ubicación, un día improductivo puede generar temores sobre si las personas pensarán que han estado viendo televisión en lugar de trabajar. Las investigaciones muestran que los empleados remotos trabajan un día adicional completo por semana.
Evitar el desgaste no es únicamente responsabilidad de un empleado. El agotamiento es un problema sistémico que es impulsado en gran medida por la cultura de una organización y los factores estresantes en el entorno laboral. Incumbe al liderazgo establecer, modelar y mantener un conjunto de valores y prácticas asociadas que eviten el agotamiento en su fuerza laboral.