Con frecuencia olvidamos que lograr el peso ideal no es solo una cuestión de kilos, de contar calorías, sino de modificar nuestras conductas y actitudes hacia la comida.
Todos hemos hecho una lista de propósitos que no hemos cumplido porque nos planteamos metas irrealizables. Lo mismo sucede con los planes de alimentación: si no están sujetos a objetivos realistas, será casi imposible lograr lo que nos proponemos.
Al establecer objetivos inteligentes cubrimos objetivos saludables de pérdida de peso, pero también cambios de comportamiento: las cosas que realmente harás todos los días para ayudarlo a alcanzar su objetivo general de pérdida de peso.
Establecer metas inteligentes te ayudará a elegir alimentos más saludables. Comienza con unos pocos a los que puedas apegarte en lugar de atiborrarte de listas que sabes que no cumplirás. Para que perduren, los cambios deben ser progresivos.
Por otra parte, mantener un diario de alimentación puede ser un buen incentivo. Ver documentados los cambios en tu dieta y tu progreso es una gran motivación. Además, te permitirá identificar los obstáculos que te impiden cumplir tus logros y trabajar anticipadamente para evitarlos. Mide tu éxito y felicítate por cada pequeño logro.
¡Es normal! Es probable que haya momentos en que otras cosas se interpongan en el camino para lograr los objetivos: presiones familiares, períodos de presión en el trabajo, vacaciones, enfermedades. Pero siempre puedes regresar al recordar cuáles fueron tus motivaciones iniciales para perder peso, ver tus logros y retomar tu lista de objetivos.